¿Alguna vez escuchaste hablar del DMT? la dimetiltriptamina (DMT) es un compuesto psicodélico de la familia de las triptaminas, esta molécula ha sido consumido ceremonialmente desde tiempo remotos por distintas tribus amazónicas y bajo distintos nombres, como yagé o ayahuasca, su uso en estás etnias se debe a la capacidad de alteración de conciencia que produce en el ser humano.
El DMT se produce en nuestro cerebro naturalmente en tres ocasiones, cuando naces, cuando das a luz o cuando mueres, o estás muy cerca de la muerte; pero también vive en distintas plantas. Esto se debe a que el DMT es un constituyente del sistema nervioso central de los seres vivos, incluyendo plantas y animales. De ahí que se le conozca también como la molécula de Dios o de la vida.
Relacionado con las alucinaciones oníricas o el conocimiento introspectivo, el DMT se ha ligado espiritualmente con la glándula pineal conocida también como el tercer ojo. Existen versiones sintéticas del DMT pero no son recomendables, en primer instancia por la cantidad de químicos utilizados para recrear la molécula y en segunda por la perdida de significado espiritual. El DMT, con todos sus nombres naturales ha sido tratado con respeto por los antepasados de distintas culturas, el tomarlo fuera de un ritual, además de ser peligroso, desacredita y banaliza sus efectos.
Los efectos son diferentes dependiendo de quien lo consume, pero casi en su mayoría, los consumidores experimentas sensaciones que los acercan a Dios, caleidoscópicas visiones de geometría sagrada, conexión con la naturaleza y sobre todo introspección. Etermagazine