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viernes, 16 de enero de 2015

Tipos de Encuentros Cercanos


Encuentro cercano es la denominación que se ha dado a todo aquel acercamiento ocurrido entre un ser humano y un OVNI, pudiendo esta circunstancia variar en cuanto a la proximidad y el modo en que sucede. 

Fue el astrónomo y ufólogo Allen Hynek, miembro de diversos proyectos de la Fuerza Armada de Estados Unidos para la investigación del fenómeno OVNI, quien creó esta definición en 1972. Hynek estableció una clasificación para este tipo de eventos, según la cual podían producirse encuentros de primer, segundo o tercer tipo. Una categoría previa estaba compuesta por los avistamientos realizados desde una distancia de más de 150 metros del testigo y por las visualizaciones de objetos y su simultánea detección en un radar (visual – radar). Estos fenómenos eran considerados como “luces nocturnas”, “discos diurnos”, etc., pero no ingresaban estrictamente en la clasificación de encuentros cercanos, toda vez que dicha distancia incrementaba la posibilidad de confusión por parte del testigo, con fenómenos meteorológicos o siderales (como la caída de un meteorito), aeronaves terrestres u otros. A la escala creada por Hynek, se fueron agregando posteriormente modificaciones, a medida que se incrementaban los casos documentados. El ufólogo Ted Bloecher, por ejemplo, propuso una subdivisión en siete subtipos, para los encuentros cercanos del tercer tipo. También se sumaron nuevas categorías a la clasificación original, llegando a contarse siete tipos de encuentros cercanos, pero las mismas no fueron aceptadas por la totalidad de los ufólogos a nivel mundial. 

DEL PRIMER TIPO 

Más allá de los avistamientos lejanos, definidos generalmente por una distancia superior a los 150 metros y excluidos de la categorización de un encuentro cercano, existen distintos niveles de contacto con fenómenos extraterrestres. 

En la escala de los tres tipos básicos de encuentro cercano, definida por el astrónomo y estudioso del fenómeno OVNI Josef Allen Hynek durante la década de 1970, se clasifica como un encuentro cercano del primer tipo al contacto determinado por la abrupta aparición en el cielo de un objeto volador imposible de identificar con algún artefacto tecnológico terrestre. Así, un observador casual puede toparse con el avistamiento de una o varias piezas luminosas en el cielo. Las formas y colores de las mismas pueden ser tan variadas como enigmáticas, moverse lenta o vertiginosamente, aparecer y desaparecer sobre distintos puntos del firmamento, respondiendo siempre a un patrón de conducta no relacionado con máquinas o fenómenos previamente conocidos, como aviones, helicópteros, estrellas fugaces, o efectos óptico-climatológicos. Entre las diferentes categorías de contactos, el avistamiento a la distancia de un objeto volador no identificado, representa probablemente la más profusa de las experiencias catalogadas a nivel mundial. Existen múltiples episodios de este tipo, atestiguados por sus propios protagonistas, en los informes desclasificados sobre el estudio de OVNIS en Inglaterra y Estados Unidos. A solas o en compañía de mucha gente; en las montañas alejadas o en el mar abierto; en plena ciudad o en el campo; los relatos de avistamientos del primer tipo se dan a lo largo y ancho del planeta. Cuando un sujeto es testigo del comportamiento errático de uno o más objetos voladores no identificados, y si éstos no realizan una mayor aproximación o acrobacia de acercamiento, entonces se constituye lo que ha sido denominado como un encuentro cercano del primer tipo. 

DEL SEGUNDO TIPO 

Dentro de la escala de los tres tipos de encuentros cercanos básicos, definida por Josef Allen Hynek, corresponde al encuentro cercano del segundo tipo toda experiencia de contacto con un objeto volador no identificado, plausible de ser corroborada por algún grado de evidencia concreta. 

La categoría de segundo tipo comprende así a todos aquellos contactos establecidos entre un observador humano y un fenómeno extraterrestre, siempre que éste último deje algún rastro físico, capaz de ser medido o determinado de manera fehaciente. El incidente involucra a un testigo ocular, en primera instancia, y a una prueba, en segunda, que permite dar sustento al testimonio. Ante la actividad de un objeto volador no identificado, sea durante maniobras de vuelo, aterrizaje o despegue, se han reportado un sinfín de sucesos colaterales, tan diversos como profusos. Desde eventos efímeros, como la inestabilidad de la tensión eléctrica, o los cortes en la recepción de ondas radiales, hasta profundas huellas en los campos sembrados o figuras misteriosas talladas sobre la tierra, estos encuentros siempre dejan evidencias de su existencia. Alrededor del mundo, las pruebas se cuentan por miles. Ya sea a través de videos o fotografías, aunque también abundan las pericias científicas, los encuentros cercanos del segundo tipo han sido debidamente documentados una y otra vez. Personas con episodios de parálisis temporaria; animales asustados, mutilados o heridos; motores a explosión o eléctricos, de todo tipo, que repentinamente dejan de funcionar; perdidas agrícolas millonarias por la quema de campos expuestos a extrañas radiaciones y altas temperaturas; radares militares fuera de servicio e incidentes aéreos… situaciones extraordinarias con un mismo rasgo en común: todas ellas sucedieron a la actividad de un objeto volador no identificado en un área determinada. 

DEL TERCER TIPO 

El tercer y último tipo de encuentro, en la escala de los tres tipos básicos de encuentros cercanos definidos por el profesor Josef Allen Hynek, corresponde al evento que involucra el avistamiento de un objeto volador no identificado y el ser biológico que lo tripula, sea ya que éste se encuentre dentro o fuera del vehículo, más cerca o más lejos del observador. 

Si bien los relatos sobre este tipo de encuentro no suelen estar acompañados de una prueba fehaciente, los testimonios recogidos a lo largo y ancho del mundo permiten establecer patrones comparativos, de modo que la veracidad de un episodio resulta en algún grado contrastable con experiencias comunes.Entre las experiencias registradas a lo largo de la historia, los encuentros cercanos del tercer tipo son los menos cuantiosos. Resulta ser un nivel de contacto no tan general como pueden suponerlo los del primer y segundo tipo, en virtud de la proporción que representan sobre el total de contactos establecidos. Desde la observación distante de luces o formas erráticas sobre el firmamento, hasta la contemplación de entidades físicas extraterrestres, los diferentes tipos de encuentros definen un grado de contacto entre un visitante y un terrícola. Para no presuponer lo que resulta imposible saber, a la hora de definir esta categoría, el astrónomo Heynek evitó referirse al avistamiento del ser tripulante como a un contacto extraterrestre o alienígeno, ya que no era rigurosamente correcto adjudicarle procedencia alguna a ningún ser extraño. En su lugar, se refirió a la tripulación de una nave como entidad biológica. Años más tarde, otro estudioso del fenómeno OVNI, el investigador Tod Bloecher, propuso subdividir los encuentros del tercer tipo en siete categorías distintas, distinguiendo las situaciones en que el contacto podía establecerse: con el ser dentro del artefacto volador, fuera de él, entrando y saliendo, entre otras. No obstante, la ufología ortodoxa no los interpreta como convenientes. 

DEL CUARTO TIPO 

Los tres tipos básicos de encuentros cercanos definidos por la escala del astrónomo Josef Allen Hynek, establecieron taxativamente las situaciones más relevantes surgidas de los estudios sobre la experiencia de contactados a nivel planetario. 

No obstante, la categoría de encuentro cercano del tercer tipo sufrió, con el correr de los años, distintas subdivisiones tendientes a profundizar los diferentes aspectos que un contacto con vida extraterrestre puede evidenciar. Una de las categorizaciones más famosas estuvo en manos del ufólogo Tod Bloecher, quien sugirió una clasificación de siete categorías para un encuentro cercano del tercer tipo. Si bien la aceptación de esta propuesta no fue homogénea, sí dio lugar al establecimiento de dos nuevos niveles de encuentros, más o menos aceptados a nivel mundial: el del cuarto y el del quinto tipo. Un encuentro cercano del cuarto tipo representa también un contacto físico con un ser biológico presuntamente extraterrestre, aunque supone un grado tal de interacción con el mismo, que el sujeto observador tiene la posibilidad de viajar física o astralmente dentro de su nave. Existen dos grandes categorías para este tipo de encuentro. La primera está representada por la acción conciente y voluntaria del observador, que accede a subir y viajar en las naves intergalácticas; incluso existe una variante que propone este mismo accionar, pero a nivel psicológico, mediante un estado de transe o hipnosis, que permite al contactado realizar esta experiencia sin moverse físicamente del lugar en el que se encuentra. La segunda variante está constituida por un hecho violento o compulsivo, en el que el observador es obligado a participar de la experiencia contra su voluntad; se trata de un secuestro, al que técnicamente se define como abducción. Tanto como en los viajes voluntarios, las abducciones también pueden ser astrales, en cuyo caso, la mayoría de los recuerdos sólo son recuperables a través de la regresión mediante hipnosis. 

DEL QUINTO TIPO 

Más allá de la escala original determinada por el profesor Hynek, dos nuevas categorías de contactos fueron abrigadas por los estudiosos del fenómeno OVNI, a la hora de analizar los estudios que relevan las distintas experiencias de contacto a nivel planetario. 

Así, el encuentro cercano del quinto tipo representa una de las experiencias más raras y difíciles de encontrar: el contacto, ya sea físico o psíquico, a través de una comunicación inteligente entre un humano y una entidad biológica presuntamente extraterrestre.El quinto tipo de encuentro es una categoría propuesta por el investigador Steven M. Creer, fundador de un importante proyecto que pretende develar una supuesta conspiración gubernamental, perpetrada a través del ocultamiento de datos vinculados a la existencia de objetos voladores no identificados en la Tierra. La polémica suscitada a raíz de este tipo de encuentros no es menor. Se trata de hechos difícilmente comprobables y sus protagonistas, aduciendo razones intrínsecas a la experiencia, suelen presentar algún tipo de desorden o desorientación temporal. En la mayoría de los casos, las personas que han establecido algún tipo de comunicación con seres biológicos inteligentes no humanos han recibido importante información, que permite tener algún conocimiento sobre datos relativos a la especie que los contacta, o eventos que se dieron, dan, o darán en la Tierra. Son muchos los que afirman entablar grandes períodos de contacto, tiempo en el que las distintas entidades se presentan, incluso dando a conocer sus nombres, para intercambiar mensajes u ofrecer enseñanzas. Cuando un contacto telepático o físico perdura a través del tiempo, entonces la persona en cuestión se llama así misma contactada. Es frecuente encontrar contactados que han llegado a escribir varios libros con los mensajes resultantes de sus encuentros cercanos del quinto tipo.