Un equipo de científicos rusos logró completar la tercera expedición a uno de los cráteres surgidos repentinamente en Siberia. Por primera vez, es posible examinar el impresionante interior de estos fosos para tomar muestras del suelo y el hielo que lo recubre.
El enigmático cráter fue descubierto por pilotos de un helicóptero que sobrevolaba la zona, en la península de Yamal, sobre el occidente siberiano, durante julio de 2014. Dado el peligro de un derrumbe, dos expediciones anteriores fracasaron al momento de intentar el descenso, aunque, esta vez, las bajas temperaturas propias de la época facilitaron el trabajo, que finalmente logró poner a los científicos en el fondo del foso para explorar su interior.
Mientras los expertos trabajaban en el cráter, un radar de sondeo terrestre realizó la exploración sobre su fisonomía para recoger datos y ayudar a recrear un modelo en tres dimensiones, que permitirá en el futuro predecir la aparición de este tipo de fenómenos.
Aunque, en una primera instancia, se barajó la posibilidad de que los orígenes del cráter estuvieran vinculados a una explosión nuclear, o la caída de un meteorito, los expertos del Instituto de la Criósfera de la Tierra de la Academia de Ciencias de Rusia y del Centro de Investigación del Ártico sostienen que se trata, en realidad, de un fenómeno completamente natural.
Según señalaron los científicos, que volverán a realizar una expedición en abril de 2015, el foso siberiano se transformará con el correr de los años en un lago más de la tundra, en la península de Yamal.
