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martes, 10 de diciembre de 2013

El Misterio del Ultimo Vuelo de Amelia Earhart



"KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar sobre vosotros, pero no podemos veros. Nos estamos quedando sin combustible”.

Estas fueron las últimas palabras que pronunció Amelia Earhart a las 19:30 de un 2 de Julio de hace 75 años, antes de desaparecer para siempre. Sobrevolaba el Pacifico Sur mientras intentaba dar la vuelta al mundo.

El pasado día 3 de Julio el grupo TIGHAR (conocido por sus siglas en inglés) salió de Hawai con destino Nikumaroro en la República de Kiribati. Fue en este lugar donde según la teoría de Richard Gillespie, fundador del citado grupo, aterrizaron de emergencia Earhart y su acompañante Fred Noonan y donde fallecieron poco después. En esta búsqueda se llevan invertidos 2,2 millones de dólares, aunque se ha dado por finalizada la misma, sin éxito, esta misma semana.

Amelia Earhart nació el 24 de julio de 1897 en la casa de sus abuelos en Atchison, Kansas. Su abuelo Alfred Otis era uno de los más importantes ciudadanos de Atchison y eran gente muy adinerada. Amy Earhart, que había sufrido un aborto en un embarazo previo, decidió regresar a casa de sus padres para esperar el nacimiento de Amelia. Mientras, su padre Edwin Earhart, continuó ejerciendo la abogacía en la ciudad de Kansas, donde vivían. Una hermana, Muriel, nacería dos años después.







Edwin Earhart nunca estuvo a la altura de las expectativas sociales y económicas de la familia de su mujer, por lo que no era muy apreciado y le consideraban básicamente un inútil. Después de fracasar en la abogacía, en 1905 aceptó un trabajo ejecutivo en el Ferrocarril de Rock Island en Des Moines, Iowa. Él y su esposa Amy se mudaron a Des Moines, dejando a las niñas con sus abuelos en Atchison.

No fue sino hasta 1908 que las niñas llegaron a Des Moines para vivir con sus padres. Amelia tenía 10 años de edad cuando vio por primera vez un avión, precisamente en la Feria Estatal de Iowa.

"Era un montón de alambres corroídos y madera que no tenía nada de interesante"

No sería hasta más de una década después cuando se despertaría el interés de Amelia por la aviación.

Sin embargo esta época feliz fue solo el preludio de un período bastante desgraciado para la familia de Amelia. Edwin había empezado a beber. Desde su temprana adolescencia, era evidente para Amelia que su padre era un borracho, así como lo era para los vecinos y amigos.

En 1914 Edwin fue despedido de la empresa. Amy y las niñas dejaron a Edwin y se fueron a vivir a Chicago con unos amigos de la familia. La seguridad social y financiera de la familia se había deteriorado, y de ocupar una posición privilegiada en la sociedad, se habían convertido en el blanco de la murmuración y la lástima locales.

Amy, que tenía algunos ingresos de un fideicomiso, pudo mantener a las niñas y enviarlas a escuelas privadas. Amelia se graduó en la Hyde Park High School de Chicago en 1915.

Sin embargo no fue a la Universidad como había deseado su madre.

Después de un viaje a Canadá para visitar a su hermana Muriel que estudiaba allí, decidió quedarse y estuvo un tiempo como ayudante de enfermería en el Hospital Militar de Spadina, en Toronto, donde se atendía a soldados heridos en la Primera Guerra Mundial.

En el otoño de 1919 Amelia se alistó para estudiar medicina en la Universidad de Columbia, en Nueva York, pero solo estuvo un semestre. Luego lo dejó y regresó al lado de sus padres, que se habían reconciliado poco tiempo antes y vivían en California.

Varios meses después de su llegada a California, Amelia y su padre asistieron a una exhibición aérea en Long Beach. Ella se había empezado a interesar mucho por la aviación, y al día siguiente tuvo la oportunidad de volar por primera vez, en un paseo aéreo de 10 minutos sobre Los Ángeles.

"¡Tan pronto dejamos el suelo supe que tenía que aprender a volar!"

Amelia había oído de una mujer piloto que daba clases de vuelo y en enero de 1921 comenzó a tomar lecciones con la pionera de aviación Anita "Neta" Snook en el campo Kinner, cerca de Long Beach.

Seis meses después Amelia compró su primer avión: un Kinner Airster amarillo de segunda mano, al que bautizó como "Canary".

Para octubre de ese año, Amelia comenzó a participar en intentos para romper marcas y con el "Canary" estableció el récord de altitud para una mujer: 14.000 pies.

Tras el definitivo divorcio de sus padres en 1924, se trasladó a vivir a Boston. Allí consiguió un trabajo en la Denison House, como asistente social. También se unió a la división de Boston de la National Aeronautic Association. El Boston Globe la llamó "una de las mejores mujeres piloto de los Estados Unidos".

El 27 de abril de 1928 su vida iba a cambiar para siempre. Recibió una llamada telefónica de un tal H. H. Railey que le preguntó:

"¿qué te parecería ser la primera mujer en volar a través del Atlántico?"

H.H. Railey había recibido el encargo por parte de George Palmer Putnam, un editor de Nueva York, para encontrar una mujer que hiciera el vuelo transatlántico. Ninguna mujer hasta entonces había volado a través del Atlántico. Putnam le puso el sobrenombre de "Lady Lindy", en referencia a Charles Lindbergh, el primer hombre en atravesar el Atlántico en 1927.

Una semana después, Amelia se reunió con George Putnam en Nueva York. Se dice que George se impresionó tanto con ella, que de inmediato la escogió para hacer el vuelo. Aunque en realidad sólo iba a ser un pasajero en esta ocasión.

Puesto que ella no tenía ninguna experiencia de vuelo con aviones multimotor ni con instrumentos de navegación, Wilmer Stultz y Louis Gordon serían los pilotos del Fokker F7 trimotor llamado "Friendship", aunque Amelia tendría el título oficial de "comandante" del vuelo.

Despegaron el 18 de junio de 1928 desde Trepassey, en Terranova, y volando en medio de una densa niebla la mayor parte de la travesía, aterrizaron en Burry Port (País de Gales), 20 horas y 40 minutos más tarde.

"Fui un pasajero en la travesía... sólo un pasajero. Todo lo que se hizo para traernos a través del Atlántico se debe a Wilmer Stultz y Slim Gordon. Cualquier elogio que yo pueda hacerles se lo merecen. No creo que a las mujeres les falte el vigor para realizar un viaje en solitario a través del Atlántico, pero sería cuestión de aprender el arte del vuelo por instrumentos, un arte que pocos pilotos varones dominan en la actualidad..."

Amelia se afligió por el hecho de que Stultz y Gordon fueran ignorados por los reporteros. Era a la mujer a quien habían venido a ver. Su vuelo fue portada mundial y al regresar a Estados Unidos fueron recibidos con un desfile en Nueva York y una recepción con el presidente Calvin Coolidge en la Casa Blanca.

A partir de ahí la vida de Amelia cambió completamente. Era muy solicitada para participar en conferencias y figuraba constantemente en los periódicos. Entre bambalinas George Putnam se encargó de mantener el nombre de Amelia muy presente en la mente de todos y en las páginas de los periódicos de todo el país, pese a que aun no había hecho nada reseñable. Incluso público un libro titulado "20 horas, 40 minutos", ampliamente publicitado.

Con frecuencia George Putnam la acompañaba en estos viajes. Se habían convertido en "amigos cercanos" y encontraron que tenían muchos intereses en común. Esto fue motivo de murmuraciones en los círculos de aviación, ya que George estaba casado.

En octubre de ese mismo año 1928 se convirtió en la primera mujer en hacer un vuelo transcontinental, al cruzar Estados Unidos desde Nueva York hasta Los Ángeles (ida y vuelta).

En 1929 adquirió un avión Lockheed Vega y compitió con él en la primera edición del Women's Air Derby, una carrera desde Los Ángeles hasta Cleveland, que finalizó en tercera posición.

En ese mismo año fue contratada por la empresa Transcontinental Air Transport (que luego sería la TWA) como manager para promocionar a la incipiente aviación comercial, que en esta época aun despertaba gran desconfianza entre el público. Además escribía artículos regularmente para Cosmopolitan y otras publicaciones, y participaba en conferencias por todo el país.

En 1930 rompió varios récords de velocidad en la categoría femenina con su Lockheed Vega, dejando el récord en 181.18 mph.

Después de rechazar las proposiciones de matrimonio de George Putnam varias veces (él ya se había divorciado), finalmente se casaron el 7 de febrero de 1931 en Noank, Connecticut.

Pocas semanas después, el 8 de abril, Amelia volvía a estar de nuevo en las portadas de los periódicos, ya que estableció un nuevo récord de altitud para una mujer, con 18.415 pies. El récord no lo hizo con un avión, sino con un autogiro que George le había regalado por su boda...

"¿Te molestaría que hiciera ese vuelo sobre el Atlántico?"

Amelia y George habían hablado varias veces acerca del vuelo en solitario sobre el Atlántico. Ella ya estaba preparada para hacer el vuelo como piloto al mando del avión, en vez de ser solo pasajero, como en 1928. En ese momento, otras mujeres piloto estaban haciendo preparativos para el vuelo transatlántico y George sabía que si quería conservar el nombre de Amelia en la mente de todos, ella tendría que ser la primera en hacer ese vuelo.




A principios de 1932 ninguna persona en solitario había sobrevolado el Atlántico con éxito desde Lindbergh. Amelia no seguiría la misma ruta que Lindbergh, sino que volaría desde Harbour Grace (Newfoundland), y su destino serían las islas británicas.

El 20 de mayo de 1932 el Lockheed Vega modificado de Amelia emprendió su viaje. Como no bebía café ni té, se mantenía despierta con sales de olor durante el viaje. Amelia se preciaba a sí misma de viajar con poco equipaje, un termo con sopa y una lata de jugo de tomate serían su sustento.

Algo desviada de la ruta prevista, finalmente aterrizó en un campo abierto cerca de Londonderry, en Irlanda del Norte. El viaje había durado 14 horas y 56 minutos. Al bajar del avión, un hombre se le acercó. Ella preguntó:

"¿En dónde estoy?"... el hombre respondió "en la pastura de Gallegher... ¿ha venido de muy lejos?"... "desde América", dijo ella.

Amelia había bataido varios récords en este vuelo. Era la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario y la primera persona que lo había cruzado volando dos veces. También era la distancia sin escalas más larga volada por una mujer.

George se reunió con Amelia en Londres, y después de pasar varias semanas viajando por Europa, donde la consideraban también una heroína y fue condecorada, regresaron a Nueva York, donde hubo un gran desfile en su honor.

El presidente Roosevelt le otorgó a Amelia la Medalla de Oro de la National Geographic Society. Honores de toda clase llovieron sobre ella. Fue también nombrada la Mujer del Año, distinción que aceptó en nombre de "todas las mujeres".
En el otoño de 1934, Amelia le hizo saber a George cual sería su próximo desafío: un vuelo transpacífico, de Hawaii a California.

Diez pilotos habían perdido la vida intentando esta hazaña. Nadie lo había conseguido, ni hombres ni mujeres.

Ella partió de Honolulú el 11 de enero de 1935 y aterrizó en Oakland, California, 17 horas y 7 minutos más tarde, después de recorrer 2.408 millas. En Oackland fue recibida por miles de fans entusiasmados.

El presidente Rooselvelt la felicitó de nuevo:

"Lo has logrado de nuevo...(y) demostrado, incluso a los más "cerrados", que la aviación es una ciencia que no es del dominio exclusivo de los hombres."

Amelia y su marido George empezaron a formular planes para un vuelo alrededor del mundo, en la que debía ser su mayor proeza. El Lockheed Electra 10E fue el avión escogido para este vuelo. Sería la primera mujer en dar la vuelta al mundo y además lo haría recorriendo la distancia más larga posible, es decir circunnavegando el planeta cerca del ecuador.

Fredrick Noonan, un antiguo navegante de la PanAmerican Pacific Clipper, fue seleccionado como navegante debido a que estaba familiarizado con el área del Pacífico. La primera etapa del viaje sería de Oakland (California) a Honolulu (Hawaii).

Salieron desde Oackland el 17 de marzo de 1937, y aterrizaron sin contratiempos en Honolulu. Sin embargo cuando despegaba del aeródromo Luke (cerca de Pearl Harbor), para iniciar la segunda etapa hasta la Isla Howland, sufrieron un pequeño accidente y aunque no hubo daños personales, el aparato sufrió importantes destrozos.

El Lockheed Electra fue embarcado de regreso a California para ser reparado, mientras que Amelia continuó trabajando en su plan para volver a intentarlo.

Como la travesía tendría que realizarse en otra época del año, Amelia decidió que dadas las condiciones meteorológicas en el Caribe y en África, sería más adecuado cambiar el plan de vuelo y tomar curso hacia el este, en vez de al oeste.

Después de que le entregaron el reconstruido Electra, Amelia y su navegante partieron el 21 de mayo de 1937 desde Oackland (California), con el objetivo de dar la vuelta al mundo en dirección este. En esta primera parte del viaje atravesaron Estados Unidos, haciendo escala en Tucson (Arizona), Nueva Orleans (Louisiana), y finalmente Miami (Florida).

"Creo que tan sólo queda un vuelo exitoso más en mí, y espero que éste viaje sea eso. De cualquier manera, cuando termine éste trabajo, pienso retirarme de esta clase de vuelos de malabarismo de larga distancia".

El 1 de junio de 1937, Amelia y su navegante Fred Noonan salieron de Miami para cumplir la segunda parte. Hicieron parada en San Juan (Puerto Rico) y así continuaron por todo el borde noreste de Sudamérica (Venezuela, Brasil), y posteriormente hasta África (Senegal, Malí, Chad, Sudán, Etiopía) y el Mar Rojo. La travesía del Atlántico entre Natal (Brasil) y St. Louis (Senegal), de 1.727 millas, la hicieron en 13 hs y 12 minutos.

El vuelo desde Assab (Etiopía) hasta Karachi (Pakistán), de 1.627 millas, fue otra primicia. Nadie antes había volado sin escalas desde el Mar Rojo hasta la India. Después de Karachi, el Electra voló hacia Calcuta el 17 de junio, y de allí, a Rangoon (Birmania), Bangkok (Tailandia), Singapur y Bandung (Indonesia).

Un monzón impidió que salieran de Bandung por varios días. Aquí aprovecharon para hacer reparaciones en varios de los instrumentos de navegación que previamente habían dado algunos problemas. Al mismo tiempo, Amelia enfermó de una disentería que le tuvo varios días en cama.

El 27 de junio por fin Amelia y Noonan pudieron abandonar Bandung. Hicieron escala en Surabaya y en Kupang (Indonesia) hasta llegar a Darwin, Australia. En Darwin, el giro direccional fue reparado, y los paracaídas fueron empacados y mandados a casa, pues no serían de ninguna utilidad sobre el Océano Pacífico. Esta sería sin duda la parte más complicada del viaje.

Llegaron a Lae (Nueva Guinea), el 29 de junio. Hasta este punto, habían volado 22.000 millas y les quedaban 7.000 más por recorrer, todas sobre el Pacífico. Amelia envió su último artículo por cable al Herald Tribune.

Un buque guardacostas de los Estados Unidos, el Itasca, estuvo estacionado en las islas Howland por varios días para operar como contacto de radio para Amelia. Las comunicaciones de radio en el área eran muy deficientes.

El Electra abandonó Lae a las 00:00 horas GMTdel 2 de julio, con destino a las Islas Howland, la etapa más larga del viaje, con 2.224 millas. Era el récord absoluto de distancia recorrida sobre el mar. Se cree que el Electra fue cargado con unos 1.000 galones de combustible, que permitían una autonomía de vuelo de 20 a 21 horas.

A las 07:20 GMT, Amelia transmitió una comunicación ubicando su posición a unas 20 millas al suroeste de las islas Nukumanu. El último reporte del estado del tiempo que se sabe que Amelia recibió, fue antes del despegue. El viento había aumentado su intensidad 10 ó 12 millas por hora desde entonces, pero no se sabe si ella recibió esta información.

A las 08:00 GMT, Amelia hizo su último contacto con Lae. Se ubicó en ruta hacia las islas Howland y a 12.000 pies de altitud.

Varias transmisiones cortas fueron recibidas por el Itasca con variadas intensidades, pero no fue posible determinar su posición porque las transmisiones fueron muy breves. 

El Itasca continuó transmitiendo en todas las frecuencias hasta las 21:30 GMT, cuando determinaron que el combustible ya debió agotarse y que por lo tanto en el mejor de los casos debían haber amarizado. Se iniciaron los procedimientos de búsqueda.

Se ha determinado que el avión cayó a una distancia de entre 35 y 100 millas de las costas de las islas Howland. A bordo de la aeronave llevaban una balsa salvavidas, pero nunca se encontró ningún rastro de ella. Algunos expertos creen que los tanques de combustible vacíos podían haber mantenido a flote el avión durante cierto tiempo.

El Presidente Roosevelt autorizó una búsqueda con 9 buques navales y 66 aeronaves. El 18 de julio la búsqueda fue abandonada en el área de Howland. George continuó pidiendo ayuda para la búsqueda, pero luego él también abandonó toda esperanza de encontrarlos con vida.

Amelia le mandaba cartas periódicamente a George a lo largo de su travesía. Estas fueron publicadas en el libro Last Flight (El último vuelo). Al final del libro hay una nota de ella para George.

"Quiero que sepas que estoy muy consciente de los riesgos. Lo hago porque lo quiero hacer. Las mujeres deben tratar de hacer las cosas tal como los hombres lo han hecho. Y cuando fallen, su fracaso no debe ser sino un reto para otras"

En una época en la que las mujeres eran confinadas a ocupar un lugar subordinado y encerradas en el hogar, Amelia Earhart no sólo rompió el espacio privado, sino que se atrevió a hacer realidad sus sueños sin más límites que el cielo.

Pero donde esta Amelia Earhart; Las 3 teorias sobre su misteriosa desaparicion:

Coincidiendo con el 115 aniversario del nacimiento de Amelia Earhart en el 2012, celebrado con un Google doodle, llegan noticias de la última expedición que intenta descubrir lo que le sucedió a la aviadora, que desapareció durante un vuelo alrededor del mundo en 1937.

Las noticias no son muy prometedoras: el avión de Earhart sigue desaparecido. Sin embargo, la expedición llamada Niku VII va tras la pista de una de las tres teorías más importantes sobre la desaparición de la aviadora, lo que deja vía libre a futuras búsquedas.

Los organizadores de la expedición creen que Earhart, y su copiloto Fred Noonan, tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia y encallaron en la isla Nikumaroro (ver mapa), al oeste del Océano Pacífico.

El equipo, financiado por el Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos (TIGHAR), se encuentra en estos momentos volviendo a Hawai tras cinco días de búsqueda a través de vídeo y sónar alrededor de Nikumaroro.

En una declaración online, TIGHAR afirmó que se sienten decepcionados por no haber podido realizar un «descubrimiento concluyente», aunque todavía podría haber pruebas entre sus datos.

«¿Ha encontrado la expedición Niku VII el avión de Earhart? Es pronto para saberlo», podía leerse en la última actualización online del grupo.

«No se han detectado restos del avión, pero después de 75 años en el medio submarino de Nikumaroro no resulta sorprendente. Lo que haya sobrevivido será muy difícil de encontrar».

La expedición de TIGHAR, de 2,2 millones de dólares, estuvo inicialmente programada para durar 10 días, «pero problemas con el equipamiento, imputables al difícil medio marino de Nikumaroro», lo redujeron a cinco.

«En su momento no vimos restos de aviones, pero tenemos muchas horas de video y datos del sónar que debemos analizar antes de conocer los resultados definitivos de la expedición», confirmó TIGHAR.

El director comercial Justin Long, de Vancouver, está financiando parte de un proyecto de la Universidad Simon Fraser para conseguir ADN de Earhart y poder compararlo con los restos humanos que podrían descubrirse.

«Teniendo en cuenta el área en la que fue localizada por última vez, no es de extrañar que no hayan encontrado nada en una primera búsqueda. Es como buscar una aguja en un pajar», afirma Long, que no participó en la expedición.

Además, señaló que expediciones anteriores en otras áreas duraron meses y no días, como ésta.

La presidenta de TIGHAR, Pat Thrasher, afirmó a Los Angeles Times que el grupo ya está planeando otro viaje para el próximo año.








Lo que sabemos sobre Amelia Earhart

Lo ocurrido a Earhart es uno de los mayores misterios de la aviación aún sin resolver.

Sabemos que Earhart y Noonan recorrían a bordo del Lockheed Electra de Earhart una ruta de 4.113 kilómetros desde Nueva Guinea (ver mapa) hasta la Isla Howland (ver mapa) en la tercera etapa de su periplo.

La pareja debía aterrizar en la pequeña isla el 2 de julio de 1937, y desde ahí seguir hacia Hawai y California.

El guardacostas estadounidense Itasca se encontraba en Howland para asistir a Earhart ofreciéndole comunicaciones por radio, pero debido a problemas técnicos, la comunicación terminó cortándose.

Según los registros por radio de Itasca, Earhart indicó que se encontraban cerca de la isla pero no podían verla, y que se estaban quedando sin combustible. El Electra nunca llegó a la isla.

La búsqueda que siguió a la desaparición incluyó más de 3.000 personas, diez barcos y al menos 65 aviones, sin resultado. La versión oficial de Estados Unidos es que Earhart y Noonan se quedaron sin combustible y se estrellaron en el Océano Pacífico.

Teoría nº1: naúfragos en Nikumaroro

Según el director ejecutivo de TIGHAR, Richard Gillespie, después de comunicar que apenas tenían combustible, Earhart empezó a buscar la isla Howland. Erróneamente se dirigió hacia el suroeste, supuestamente porque sabía que las islas Fénix, zona de aterrizaje alternativo, se encontraban a unos 560 kilómetros en esa dirección.

En su estudio sobre esta primera teoría, TIGHAR ha sacado a la luz el registro de un accidente de avión anterior a 1939 en Nikumaroro, con dos náufragos, un hombre y una mujer, que encajaban con la descripción de Earhart y Noonan.

TIGHAR ha visitado la isla en múltiples ocasiones para recoger pruebas. En 2003, por ejemplo, el equipo acudió para analizar los restos que un biólogo marino detectó en un arrecife de coral, pero una tormenta se los llevó antes de que llegaran.

«Sin embargo, en nuestras expediciones descubrimos tres artefactos más del mismo tipo que una pieza de avión que hallamos en nuestro primer viaje al lugar en 1989, un artefacto interior que protegía los cables», informó Gillespie a National Geographic News en 2003.

Estas piezas son comunes en los aviones civiles, pero no militares, por lo que es posible que proviniera del Electra.

Sin embargo, según Gillespie, estas piezas se consideran parte de la cabina del avión y no aparecen en los dibujos del Electra. Además, ninguno de los Electra que forman parte de colecciones de diversos museos tienen estas piezas originales.

En 2010 TIGHAR descubrió un hueso en Nikumaroro que podía pertenecer a un dedo humano; sin embargo, investigadores de la Universidad de Oklahoma confirmaron después que no podían determinar si pertenecía a la aviadora.

TIGHAR también está tratando de localizar 13 huesos supuestamente humanos que fueron encontrados en la isla en 1940 pero que desaparecieron tras ser enviados a Fiji.

A principios de año, un informe de TIGHAR reveló que los investigadores habían encontrado en Nikumaroro fragmentos de envases de productos para la piel de esa época, incluyendo un corrector para pecas, que podían haber pertenecido a Earhart. Se espera la publicación de un informe completo para el mes de octubre.

Por último, antes de que se acortara su misión de julio de 2012, TIGHAR estaba analizando la zona alrededor de Nikumaroro para investigar la teoría de que una fotografía tomada por un miembro del servicio colonial británico tres meses después de la desaparición de Earhart habría captado sin querer componentes del tren de aterrizaje del avión.

Teoría nº 2: se estrellaron cerca de su destino

Hace aproximadamente diez años, Nauticos, una empresa de Maryland (Estados Unidos) que realiza búsquedas submarinas, trató de localizar el avión de Earhart donde creen que se estrelló: en el Océano Pacífico, cerca de la isla Howland.

David Jourdan, presidente de Nauticos, afirmó en 2003 que al estudiar factores como las transmisiones de radio y el combustible del Electra, su equipo ha delimitado el área del océano en el que creen que se encuentran los restos del avión.

«Creemos firmemente que se encuentra en la zona en la que estamos buscando», señaló Jourdan. «Por supuesto, no podemos asegurarlo, porque podría estar en el extremo exterior, pero estamos convencidos de que está cerca».

En marzo y abril de 2002, la empresa empleó un sonar de alta tecnología para buscar en un área de 1.630 kilómetros cuadrados cerca de Howland. No encontraron el avión entonces ni en la posterior expedición de 2006.

Teoría nº 3: teoría de la conspiración

Una tercera teoría afirma que Earhart y Noonan, al no poder (o no querer) encontrar la isla Howland, se dirigieron al norte hacia las Islas Marshall (ver mapa), controladas por los japoneses, donde fueron tomados como rehenes, posiblemente como espías norteamericanos.

Algunos creen que finalmente fueron asesinados, y otros que Earhart, y quizá también Noonan, volvieron a Estados Unidos con nombres falsos. Según esta teoría, Earhart se hizo llamar Irene Craigmile, y tras casarse con Guy Bolam, se convirtió en Irene Bolam, que murió en Nueva Jersey en 1982.

«De no poder encontrar Howland, el plan B era cortar toda comunicación y dirigirse a las Islas Marshall, abandonando ahí el avión», defendió en 2003 Rollin C. Reineck, coronel retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que vive en Kailua, Hawai.

Reineck es el autor de un libro, Amelia Earhart Survived (Amelia Earhart sobrevivió), en el que afirma que Earhart abandonó el avión en las Islas Marshall y volvió a Estados Unidos bajo un nombre falso por razones de seguridad.

En su opinión, el gobierno de Estados Unidos lo habría permitido para rescatar a Earhart y al mismo tiempo realizar un reconocimiento antes de la guerra con los japoneses.

«Sin embargo, el plan no salió bien, como ocurre muchas veces», señala Reineck. Earhart comunicó por radio que se dirigía al norte, el mensaje fue interceptado y los japoneses la retuvieron como rehén.

Según Reineck, todo se mantuvo en secreto porque los norteamericanos no habrían tolerado que el gobierno pusiera en peligro a su querida Earhart.

El ex coronel señala además que unos análisis han concluido que varias fotografías de Irene Bolam, su caligrafía y otras pruebas forenses indican su conexión con Amelia Earhart.

La interpretación de Reineck, sin embargo, no cuenta con muchos apoyos, aunque hasta que no se recuperen sus restos en el Pacífico, el misterio de su desaparición seguirá dando pie a todo tipo de especulaciones.

Como señaló Ronald Reuther, naturalista y admirador de Amelia Earhart, a National Geographic News en 2003, «todavía hay documentos del gobierno de Estados Unidos relacionados con Earhart y su desaparición que se mantienen en secreto. ¿Por qué?».

Fuente. Recopilacion OMOD.