El próximo 30 de junio al llegar las 23:59:59, el
reloj marcará 23:59:60 antes de dar las 00:00:00. Mientras expertos en
todo el mundo discuten el caos que puede sufrir Internet en
consecuencia, la NASA decidió volver a explicar de dónde proviene este
segundo extra.
"La rotación de la Tierra se ralentiza gradualmente y los llamados segundos intercalares sirven para ajustarlo", comenta Daniel MacMillan, del Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA.
Un día dura 86.400 segundos, según el estándar que la humanidad usa
en la vida cotidiana, el del tiempo atómico (UTC). La duración de un
segundo en el tiempo atómico se basa en las vibraciones dentro de los átomos de cesio,
y se considera que este es el método más fiable para medirlo, puesto
que los átomos oscilan en frecuencias extremadamente uniformes. Estas
transiciones electromagnéticas son tan fiables que el reloj de cesio
solo se adelanta o se retrasa un segundo cada 1.400.000 años.
Sin embargo, el día solar medio (la duración media de un día, el
tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta sobre su propio eje) dura
86.400,002 segundos. Esto se debe a que la rotación de la Tierra se
ralentiza gradualmente debido a una fuerza de frenado causada por la
lucha gravitatoria entre la Tierra, la Luna y el Sol. Los científicos
estiman que la última vez que el día solar medio duró exactamente 86.400
segundos fue aproximadamente en 1820.
Pero estos 2 milisegundos no son el quid de la cuestión, ya que,
aunque es cierto que la Tierra se ralentiza, en realidad cada día
concreto tiene una duración impredecible. Esto se debe a que la duración
de la rotación completa de la Tierra se ve influida por muchos
factores, sobre todo por las variaciones climáticas estacionales y
diarias. Por ejemplo, las variaciones atmosféricas a causa de El Niño
pueden desacelerar la rotación de la Tierra, aumentando la duración del
día en hasta un 1 milisegundo.
Contribuyen también la dinámica de núcleo interno de la Tierra,
variaciones en los océanos, las aguas subterráneas y almacenamiento de
hielo, más las mareas oceánicas y atmosféricas.
Los científicos monitorean el tiempo de la rotación de la Tierra con
la técnica llamada interferometría de base ancha (VLBI), consistente en
la observación de objetos celestes con radiotelescopios ubicados en
distintas partes de la Tierra (el centro Goddard de la NASA incluido),
que trabajan como si fueran un único radiointerferómetro gracias a un
sistema de grabación que permite procesar los datos de todas las antenas
participantes de forma conjunta.
En las mediciones de VLBI se basa el estándar de tiempo llamado UT1.
El UT1 no es tan uniforme como el reloj de cesio, con lo cual el UT1 y
el UTC tienden a distanciarse. Los segundos intercalares sirven para que
la diferencia entre los dos estándares de tiempo no sea superior a 0,9
segundos. En general, este segundo extra se añade el 30 de junio o el 31
de diciembre. Desde el año 2000, es la cuarta vez que sucede. RT