Según la desclasificación de documentos vinculados a la misión Apollo 11, el Pentágono estadounidense pretendió utilizar la Luna como centro de espionaje espacial y polígono de pruebas para explosiones nucleares.
Según denunció el periodista italiano Vittorio Zucconi, “detrás de la brillante sonrisa de John Kennedy se escondía el rostro sombrío y oscuro de la Luna, nuestro satélite natural, que el Pentágono quería convertir en un vigilante en el espacio y tierra de ejercicios nucleares".
La afirmación se desprende del acceso a documentos desclasificados sobre el llamado 'Project A119', organizado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que planificó la militarización de la Luna durante la Guerra Fría.
Hacia el año 1959, el físico italiano Leonard Reiffel, especializado en física nuclear y compañero de trabajo de Enrico Fermi en la construcción de la primera central nuclear, fue invitado a participar del 'Project A119'. Por entonces, tanto el cielo de Nevada, como el de Nuevo México, se vieron sacudidos semanalmente por explosiones nucleares en la atmósfera.
A los 90 años de edad, Reiffel confesó antes de morir que advirtió a las autoridades del Pentágono sobre la imposibilidad tecnológica de enviar cualquier carga con armas nucleares a bordo de una nave espacial a la Luna, en 1959. No obstante, aseguró el científico, el plan resultó demasiado atractivo para los militares, que continuaron adelante con su propósito.
"Se trataba de un proyecto global para monitorear la Tierra desde la Luna. El proyecto suponía el montaje de estaciones de escuchas, telemetría y observaciones, controladas por personal permanente que se hubiera llevado a la Luna en transbordadores espaciales. Al mismo tiempo se hubiera implementado un programa de mejoras y miniaturización de armas termonucleares y de aumento de la capacidad de transporte de vehículos espaciales, a fin de hacer realidad el sueño sobre ensayos nucleares en la Luna", sostiene el periodista.
Si bien la Luna recibió a 12 astronautas estadounidenses entre 1969 y 1972, los planes para su militarización terminaron resignados al desarrollo de satélites que actualmente sobrevuelan la órbita terrestre.