El 24 de mayo de 1964, Jim Tempelton, un bombero de Carlisle, en el Norte de Inglaterra llevó a su pequeña hija fuera de los linderos de la ciudad. Tras el viaje llegaron al Fiordo de Solway con el objetivo de tomar algunas fotografías. Nada malo pareció suceder, aunque la pareja dijo haber sentido un aire inusual en el área.
“Había una extraña carga eléctrica en el aire, como si una tormenta fuese a aproximarse”. “Se dijo que todos estaban preocupados aquel día por eso”.
Algunos días después, el señor Tempelton fue a recoger sus fotografías donde el químico encargado de revelarlas. Cuando llegó, este le dijo que era una lástima que la mejor fotografía de Elizabeth (su hija) la hubiese arruinado el sujeto que iba caminando detrás de ella.
El señor Templeton se encontraba perplejo. Estaba seguro que nadie mas había estado con ellos en el momento de tomar la fotografía. En la misma se encuentra un ¿objeto? desconcertante: una misteriosa figura de color plateado,con un visor como el que llevan los astronautas, se ve en un extraño angulo en el fondo de la fotografía.
El caso fue remitido a la policía, e inclusive a la compañía fotográfica que construyó la cámara Kodak, quienes, tras indagaciones entre expertos, decidieron que lo mas probable es que ” La foto no estaba alterada” como sugirió la policía al proponer la teoría de una exposición del negativo que causaría la anomalía.
Unas semanas después del suceso, dos misteriosos visitantes llegaron a la propiedad de Templeton. Vestidos de negro, con un comportamiento inusual, y montados en un Jaguar negro, los dos sujetos hicieron subir a Mr Templeton para ir luego hacia el lugar donde la fotografía fue tomada.
Lo mas extraño de los sujetos, según Mr Templeton, era su comportamiento. Se referían entre ellos con números, y estaban particularmente interesados en saber las características climáticas que ocurrieron aquél día, así como el comportamiento de las aves y otras tantas anomalías.
Tras todo esto, trataron de que Templeton admitiera que lo único que fotografió fue a un hombre ordinario caminando. Como aquello no era verdad, Templeton se puso bastante iracundo, tras lo cual hubo un forcejeo y fué arrojado del auto. Tuvo que escalar 5 millas para volver a su casa.
