El dogma católico reza que Jesús fue el único hijo de María, concebido sin pecado. La Biblia sin embargo está llena de referencias a los “hermanos” del mesías. Aunque las interpretaciones cristianas del texto se empeñan en afirmar que la palabra “hermano” es usada para referir camaradería y de ninguna forma debe leerse literalmente, un sorprendente hallazgo arqueológico podría probar que Santiago fue efectivamente hermano de sangre de Jesucristo.
El llamado osario de Santiago es una pieza arqueológica en la que la inscripción, “Yaakov Bar Yosef Akui di Yesua (Santiago, hijo de José y hermano de Jesús)” se ha asociado a la familia de Jesús desde su descubrimiento.
La inscripción está escrita en arameo antiguo y se encuentra en una caja de piedra de unos 50 cm. de largo y 30 cm. de alto. Se presupone que tiene unos 2000 años de antigüedad.
El osario saltó a los medios de comunicación hace años creando un verdadero revuelo en todo el mundo. Las autoridades israelíes quisieron zanjar el asunto asegurando que se trataba de una falsificación e imputaron a cinco personas, que, posteriormente, fueron absueltas por falta de pruebas.
Ahora un reciente análisis químico sugiere que este osario puede haber sido en algún momento la tumba que contenía los huesos de la familia de Jesús, tal como María, José, Judas y Yose.
Los investigadores indican que esta nueva evidencia refuerza el argumento de que este osario pueda contener los huesos de Jesús. El osario se encuentra en un suburbio de Jerusalén llamado Talpiot.
Aryeh Simrón, el geólogo que dirigió el estudio afirmó que es muy poco probable que estos nombres aparezcan juntos por pura casualidad.
De ser cierta esta posibilidad, uno de los principales ejes del cristianismo quedaría en entredicho, ya que confirmaría que Jesús fue enterrado y no físicamente resucitado tras la crucifixión.
Es una premisa polémica para muchos historiadores que se muestran escépticos acerca de este análisis. Además, la investigación actual aún no ha sido publicada por ninguna revista especializada.
Para realizar el estudio, Simrón tomó muestras de varias zonas del osario de Jacobo y los osarios de Talpiot comparando sus restos con otros 30 a 40 osarios elegidos aleatoriamente y que fueron recogidos por la Autoridad de Antigüedades de Israel. Las muestras fueron analizadas usando determinados productos químicos, tales como aluminio, hierro y potasio.
Aunque el ADN de los huesos no pudieron ser analizados en profundidad debido a una ley judía, Simrón encontró que las firmas químicas del osario de Jacobo coincidían con la de las cajas de Talpiot.
De ser cierto este hallazgo, podría reforzar el argumento de que la tumba de Talpiot podría contener los huesos de Jesús de Nazaret. tuhistory
